Hoy mientras lavaba unos platos me puse filosófico, casi asquerosamente trascendente.
Acababa de escuchar aquello de que no somos nada justo cuando alguien acaba de hacer el traspaso.
Parece como que cuando estamos inmersos en la mundana cotidianidad diaria es bastante más difícil oir a alguien expresar esto de no ser nada cuando todavía somos algo.
También puede llegar a parecer como si no pudiéramos echar de menos a alguien o elogiarlo cuando todavía no tenemos ningún motivo chungo para hacerlo o pensarlo.
Incluso puede llegar a parecer que si haces este tipo de reflexiones en una conversación eres de los que tienen rasgos de cariz depresivo o cualquiera otro desajuste de ese estilo,
Quizás no sea cuando estás lavado platos. O faenando en cualquier otra rutina de la casa el momento más adecuado para pensar en estas cosas . O las contrarias. A emocionarte porque a pesar de que no eres nada experimentas un inmenso gozo de estar vivo y sientes cuántas cosas y gente estimas.
Quizás como que la vida es muy puta ,
tan sólo cuando lo de no ser nada se hace muy patente podemos mostrar nuestras debilidades, nuestras miserias , la vacuïtad de sentirse nada.
Entonces si que podemos expresarnos y solidarizarnos entre nosotros en este sentimiento.
Incluso nos podemos permitir percibirnos como putos títeres que consumimos cosas, , tiempo , servidumbres, ocio u otros en mayor o menor proporción .
O quizás tan sólo hacemos una frase hecha para salir del paso ante un tercero antes de continuar a nuestro rollo. Con más o menos conciencia de nuestra finitud. De la nuestro nimiedad al no ser nada.
O quizás estamos más “tranquilos” sin pensarlo.
Quizás sólo es a mí que me lo parece mientras lavo platos.
Quizás es más normal contener ciertos pensamientos para tan sólo algunas circunstancias.
E ir tirando girando la bola.
Ir en piloto automático emocional iendo de aquí para allá, de un momento a otro.
Protegiendo las fronteras de nuestros egos de fangosos pantanos de miedos y de no ser nada.
Además es bastante obio que no podemos ir por la calle con el corazón abierto todo el día. Con las emociones rezumando por dentro y por fuera .
Incluso quizás parece más adaptativo vivir alienado para poder sobrevivir en la mediocridad de un puto trabajo y disfrutar sólo de algunos ratitos de consciente y delerosa existencia
Y si nos resbala un poco por algún lugar siempre tenemos un poco de alcohol, de tele , de entretenimiento diverso , del que sea. Para salir del paso.
Lo más probable es que mientras lavo estos platos se me está yendo la flapa. Al fin, una forma de entretenimiento más.
Probablemente cuando acabe de lavarlos me secaré las manos, me tumbaré en el sofá a descansar un rato y miraré un poco más la tele.
Así fácilmente dejaré de derrapar emocional y existencialmente.
Olvidaré paridas cómo que somos pequeños sistemas nerviosos capacitados para lograr conciencia de lo muy poco que somos. Animalitos semiautomatas que días y años vamos empujando distraídos de nuestra esencia.
O de su ausencia.
Hasta que más pronto o más tarde,. alguien más o menos cercano, sino un mismo , caerá en el agujero negro.
Y otra vez, volveremos con lo del puto no somos nada.
Nuevamente ante el vacío.
No somos nada. No somos puto nada.